Y tú, que solo ves por allí a un muñeco anclado, sigue tu camino, pero no interrumpas el nuestro. Ah, perdona, si acaso ves que cuando insistes en ridiculizar nuestra devota mirada no te hacemos caso, y seguimos mirando allí para ver al hijo de Dios, o a la Madre de Cristo, o las páginas de su sufrimiento en vida hechas obras de arte, déjanos por imposible. No tenemos apaño.Y no temas, sabemos bien andar nuestro camino sin tí, aunque dispuestos estamos siempre a hacerlo contigo.
Que no, que no es tu moda la que yo pido. Se que la ola es favorable a los que piensan como tú, pero no me pidas que me ausente, como tú, de mi mirada, de lo que yo veo, porque quiero verlo, y porque es mi derecho mirar, y ver allí a Dios, y a la Virgen María consigo. Lo es para mí. Aunque tú, simplemente, veas un muñeco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario