jueves, 16 de diciembre de 2010

Leal y constructiva

La crítica política es inherente a la actividad pública. Unos gobiernan y otros fiscalizan al que gobierna. Pero es especialmente estomagante eso que algunos gobernantes dicen y, peor aún, creen, consistente en que, cuando se critica su gestión, se está ensuciando a la institución. El Presidente de la Diputación y sus vices, saben a lo que me refiero.

Uno no puede dejar de sorprenderse al ver cómo hay algunas personas en "carguitos" o "cargazos" públicos de nuestra granadina diputación provincial, o de nuestros ayuntamientos, que se creen por encima de la (siempre subjetiva) fiscalización de la oposición, y que menosprecian al rival diciendo aquello de "... está usted en contra de Granada", o aquello otro de "... a ustedes les molesta que (tal o cual pueblo) avance" etc. Por no repetir el estribillo ese de arrimar el hombro.

Es una reacción propia de politiquetes totalitarios; esos que se revisten de "aguadianados" demócratas, que tan pronto surgen como se esconden, y que, ante la crítica, gritan desde su vena absolutista, hinchada cual manguera en función, tal que pana gruesa, y te mandan a hacer gárgaras (siendo amable) por haber osado disentir de sus dichos, de sus hechos, sus indolencias y sus propuestas.

Tenemos mucho trabajo pendiente para seguir profundizando en la democracia. Hasta que los gobernantes no admitan que tan importante es gobernar como controlar al que gobierna, no habrá posibilidad de asistir a esa metamorfosis de la clase política que tanto nos reclama la ciudadanía (le parezco a Zapatero utilizando esta palabreja última), y que tiene tantas asignaturas pendientes en nuestro país.

Gobernar, (ni siquiera siendo un gobernante socialista) jamás estará adornado por la perfección. Ni siquiera por asomo. Y es natural, lógico y necesario, que el binomio oposición y gobierno, avancen JUNTOS en la construcción democrática, siempre y cuando el uno, no intente ausentarse del otro, y el que gobierne, para reforzarse a sí mismo y dotarse de más credibilidad, le facilite el trabajo a quien le controla. Estoy convencido de que es más fácil hacerlo bien, o sea, colaborando, que hacerlo mal, siempre mucho más embrollado, y que arrastra a resultados más indeseables. Para los unos y para los otros.

Viene a mi mente en este instante la cita que se atribuye a S. Lucas, quien dijo algo así como lo que sigue: "... el más joven de vosotros, que sea como el más viejo, y el que gobierna, como el que sirve".

La crítica política, a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, llegó a ser un arte, utilizada con acidez, frescura y su pizca de gracia, por los políticos de la época. Entonces había criterio, ingenio y bastante cultura. Tras ver algunos casos de intolerancia como los que hemos visto ultimamente, especialmente los dibujados por el Capitán Trueno de Maracena y su cuadrúpeda banda de misionarios, estoy convencido de que repasar la literatura de aquellas cuasi poéticas trifulcas tribunarias, nos ayudaría a seguir creciendo en el debate. Siquiera fuera por intentar imitarles.

Me apunto a esa idea.







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